Vacaciones con papá o con mamá.

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Las vacaciones con papa o con mamá es un tema recurrente que no sirve para traer una nueva reflexión sobre la actitud ante la ruptura de pareja.

Ya sabemos que la separación o divorcio es la interrupción de la vida conyugal por la conformidad de las partes o fallo judicial. Esta situación lleva consigo, como es lógico, problemas de toda índole, pero, sin lugar a dudas, el de mayor trascendencia es el de los hijos. Éstos, la mayoría de las veces, ven y sienten que algo está pasando entre sus padres, y que la normalidad que antes había entre papá y mamá ya no es la misma.

A los niños de una cierta edad (ocho, diez, doce años…), la ruptura les preocupa y atemoriza al mismo tiempo, porque no saben qué pasa. A veces, en la mesa, con la cabeza baja, alzan los ojos y miran a uno y a otro… Cuando se van a su habitación y se acuestan, cruzan los brazos detrás de la cabeza y piensan que sus padres no se llevan bien. Y si se separan ¿Qué va a ser de ellos, con quien van a vivir?; y cuando lleguen las vacaciones, si sus padres ya no están juntos, ¿qué pasará?; si se querían tanto… ¿por qué se separan? Y piensan que ellos, como hijos, han tenido la culpa de algo para que eso ocurra.

Por ello es primordial que los padres hablen con sus hijos, y que les dejen muy claro que su situación nada tiene que ver con ellos, y que siempre estarán con uno o con el otro, que nunca se estarán solos, teniendo los padres la obligación moral de que esto se cumpla.

Lo que nunca se debe hacer es meter a los hijos en las discusiones propias de esta circunstancia, porque se les empuja a que se pongan de parte de uno o de otro, llegando a sentirse culpables por no saber a qué progenitor elegir.

Y cuando termina el curso y llegan las esperadas vacaciones de verano, los padres deben saber ceder y ponerse de acuerdo, dejando atrás, incuso, otras prioridades para demostrar a sus hijos que casi todo va a seguir igual, que van a estar pendientes de ellos, que hablarán por teléfono siempre que quieran.

Y si alguno de los progenitores no puede acudir a ver a sus hijos por alguna circunstancia, debe llamarlo y explicarle el motivo de forma clara para que no se sienta engañado.

Esta forma de actuar de los padres ayudará a sus hijos para que el miedo, la tristeza, la inquietud y los trastornos emocionales sean más llevaderos.

Que hablen con sus hijos siempre que éstos lo necesiten, que contesten con naturalidad a todas sus preguntas; y si los hijos ven que lo que sus padres siguen acompañándolos, aunque sea de otra forma, y que están haciendo es lo que les han prometido, dentro de los menores irá creciendo lentamente el bienestar y la tranquilidad.